Mantel sagrado de Coria

El Mantel Sagrado de Coria está realizado en hilo de lino blanco con bandas decorativas en azul índigo y mide 4,42 metros de largo y 92 centímetros de ancho. Sus dimensiones son similares a las de la Sábana Santa de Turín (4,40 m x 1,10 m).

Diversas teorías se refieren a su llegada a la Catedral de Santa María de la Asunción de Coria. Se sabe de su existencia en la ciudad por una bula de Benedicto XIII, el Papa Luna, que a principios del s. XV le otorgó reconocimiento y autenticidad, lo que generó un gran interés y fervor entre los creyentes. Según reza la tradición, la reliquia apareció entre 1370 y 1400 en unas arcas durante unas obras bajo el suelo del tempo.

Desde 1494 hasta 1791, cada 3 de mayo se exponía públicamente ante los numerosos peregrinos que acudían con fe a Coria motivados por los milagros que se le atribuían. Se colgaba de una balconada de la catedral, creada para tal efecto, a modo de pendón, y los peregrinos lo tocaban al realizar sus peticiones, promesas y oraciones. Todo este movimiento deterioró el lienzo y se decidió custodiarlo en la catedral, con lo cual, poco a poco su culto cayó en desuso y en el olvido.

En las últimas décadas, el Mantel Sagrado ha sido objeto de investigaciones por parte de numerosos científicos españoles e internacionales, entre ellos, John Jackson, ex miembro de la NASA y director del Turin Shroud Center of Colorado (EEUU), que argumenta que en la Última Cena hubo dos manteles: la pieza de Coria y la Sábana Santa de Turín, que se hicieron a la vez y se colocaron uno sobre otro encima de la mesa.

El Cabildo de la Catedral y la Diócesis de Coria-Cáceres consideran que esta reliquia es única en el mundo, ya que fue testigo de la celebración de la Última Cena de Jesucristo y, por tanto, de la institución de la Santa Misa y del nacimiento de la Iglesia.

Coria es conocida, además de por el Mantel Sagrado, por su catedral y sus fiestas de San Juan, declaradas de Interés Turístico Regional, en las que el toro es el gran protagonista. La ciudad está situada en las fértiles vegas del río Alagón y comparte comarca con poblaciones con una gran riqueza etnográfica y artesanal como Montehermoso, Torrejoncillo y Ceclavín, y también con un paraje tan singular como los Canchos de Ramiro, en el término municipal de Cachorrilla. Muy cerca se sitúan Sierra de Gata, Las Hurdes y Plasencia.