Arte y cultura
Destino espiritual
Extremadura tiene un impresionante acervo material e inmaterial relacionado con la religión y la espiritualidad. Desde tradiciones, fiestas y templos a monumentos prehistóricos, personajes ancestrales y paisajes evocadores.
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Destino espiritual
Extremadura tiene un impresionante acervo material e inmaterial relacionado con la religión y la espiritualidad. Desde tradiciones, fiestas y templos a monumentos prehistóricos, personajes ancestrales y paisajes evocadores.
Recorremos la Extremadura espiritual en un itinerario que nos lleva hasta el mismísimo origen de la Humanidad. Lugares destinados al culto y la meditación desde hace siglos. Catedrales, monasterios, conventos e iglesias. Caminos de peregrinación. Ritos, devociones y fiestas. Juderías y alcazabas árabes. Y la fascinación que la naturaleza provoca desde siempre en los seres humanos.
Prehistoria e historia antigua
En toda Extremadura encontramos ejemplos de asentamientos prehistóricos, como la cueva de Maltravieso en la ciudad de Cáceres, pinturas rupestres y monumentos funerarios, como los dólmenes de Lácara (La Nava de Santiago), Magacela, Toriñuelo (Jerez de los Caballeros) y Valencia de Alcántara, donde existen más de cuarenta que forman uno de los conjuntos megalíticos más importantes de Europa.
El palacio-santuario de Cancho Roano (Zalamea de la Serena) guarda los secretos de la enigmática cultura tartésica.
La huella del Imperio Romano es visible en toda la región y no solo en las obras civiles, como el puente de Alcántara, el arco de Cáparra o los teatros de Mérida, Medellín y Regina sino también a través de edificios religiosos, como el templo de Diana de la capital autonómica, donde se celebraban sacrificios en honor a los dioses y ceremonias al aire libre.
Templos singulares: desde catedrales a pequeñas iglesias
El legado de la religión cristiana en el patrimonio extremeño es magnífico, abundante y variado. Las catedrales de Plasencia (la vieja y la nueva), Badajoz y Coria, la basílica de Santa Eulalia de Mérida, donde pueden verse la iglesia paleocristiana original y los restos de la antigua basílica visigoda; la concatedral de Cáceres y los monasterios de Guadalupe (Patrimonio Mundial) y Yuste (Patrimonio Europeo) son templos de bella factura y una gran relevancia histórica.
En este recorrido hallamos una larga lista de edificios singulares, como la basílica de Santa Lucía del Trampal (Alcuéscar), el único templo visigodo que se conserva en pie en la mitad sur de España; el convento de El Palancar (Pedroso de Acim), considerado el más pequeño del mundo, fundado por San Pedro de Alcántara; el conventual de San Benito de Alcántara, que fue sede de la Orden de Alcántara; la iglesia de la Magdalena de Olivenza, uno de los más bellos ejemplos de arte manuelino portugués; la ermita del Ara (Fuente del Arco), una joya del mudéjar conocida como la “Capilla Sixtina” extremeña por las 26 escenas del Génesis pintadas en su bóveda; la iglesia de la Consolación de Azuaga, el templo más grande de la provincia de Badajoz tras la catedral de la capital pacense; y el conventual santiaguista y el monasterio de Tentudía, ambos en Calera de León.
Caminos de fe
A lo largo de la historia, peregrinos de las más variadas procedencias han dirigido sus pasos a la Basílica de Santa Eulalia de Mérida, erigida en honor a la mártir emeritense; la catedral de Coria, donde se guarda el Mantel Sagrado, utilizado en la Última Cena de Jesús con los apóstoles, y el monasterio del Cristo de la Victoria de Serradilla.
Pero, sin lugar a dudas, Guadalupe ha sido y es el principal destino de peregrinación en Extremadura. Personajes históricos, como Isabel la Católica, Cristóbal Colón, Santa Teresa de Jesús y Miguel de Cervantes, entre otros, viajaron hasta el santuario de Las Villuercas para venerar a la Virgen.
Los viejos caminos que llevan a Guadalupe (¡hasta doce en tierras extremeñas!) viven una nueva dinámica gracias a la rehabilitación realizada por las entidades públicas y diferentes colectivos. Muchos peregrinos utilizan estos itinerarios en los Años Santos Guadalupenses, que tienen lugar cuando la solemnidad litúrgica de la Virgen (6 de septiembre) cae en domingo. Esto ocurre en 2020, y hasta septiembre de 2021, Extremadura celebra el Año Jubilar.
Por la región pasan hasta tres caminos a Santiago de Compostela: la Vía de la Plata, que atraviesa la región desde Monesterio (Badajoz) a Baños de Montemayor (Cáceres) siguiendo el trazado de la antigua calzada romana; el Camino Mozárabe, que va desde Córdoba, donde confluyen varias rutas de peregrinación procedentes de Almería, Málaga, Granada y Jaén, a Mérida, donde enlaza con la Vía de la Plata; y la Vía de la Estrella, que comienza en Cáceres y concluye en la ciudad portuguesa de Braga, donde entronca con el Camino Portugués.
Semana Santa y fiestas religiosas
Procesiones en bellos centros históricos. Tallas de gran interés artístico. Participación entusiasta de cofradías y hermandades. Tradiciones únicas, como ‘Los Empalaos’ de Valverde de la Vera (Fiesta de Interés Turístico Nacional).
Extremadura vive con pasión y rigor la Semana Santa. Las de Cáceres y Mérida son Fiestas de Interés Turístico Internacional. Las de Badajoz y Jerez de los Caballeros, de Interés Nacional. Merecen también una mención las de Plasencia, Trujillo y Zafra, al igual que la Pasión Viviente de Oliva de la Frontera (Jueves Santo), Fiesta de Interés Turístico Nacional; la Carrerita de Villanueva de la Serena (Domingo de Resurrección); la Romería de la Virgen de Piedraescrita de Campanario (Lunes de Pascua); y el Día de la Luz de Arroyo de la Luz (Lunes de Pascua).
A lo largo del año, el calendario extremeño está lleno de celebraciones de carácter religioso: la Carrera de San Antón de Navalvillar de Pela (enero), Los Negritos de San Blas de Montehermoso (febrero), Las Candelas de Almendralejo (febrero), la Octava del Corpus de Peñalsordo (junio), el Corpus Christi de San Vicente de Alcántara (junio), La Velá de Don Benito (octubre), La Encamisá de Torrejoncillo (diciembre) y Los Escobazos de Jarandilla de la Vera (diciembre), entre otras muchas.
Herencia judía y musulmana
Extremadura no puede entenderse sin el legado de judíos y musulmanes, visible en monumentos, tradiciones y numerosas recetas.
En Hervás, Valencia de Alcántara, Plasencia, Cáceres, Alburquerque y Burguillos del Cerro puedes recorrer las callejuelas de sus antiguas juderías, donde verás casas con sus portadas, jambas, dinteles y arcos ojivales característicos. Entre otros elementos religiosos, en Valencia de Alcántara existe una sinagoga del siglo XV, situada en el barrio gótico-judío, y en Plasencia se conserva el único cementerio hebreo de Extremadura.
La huella musulmana en la región es amplia y notable. La alcazaba de Mérida, mandada construir en el año 835, es la más antigua de España, mientras que la de Badajoz, con 1.200 metros de lienzo de muralla y ocho hectáreas de superficie, es la más grande de Europa. Ambas fortalezas se localizan a orillas del Guadiana.
Más al norte, en el centro histórico de Cáceres, se encuentra uno de los aljibes árabes más espectaculares de España, localizado en el Palacio de las Veletas, edificio que forma parte del Museo de Cáceres.
Personajes ancestrales
Coincidiendo con la festividad de San Sebastián, Jarramplas y las carantoñas recorren las calles de Piornal y Acehúche, respectivamente, con sus extraños atuendos. Son los protagonistas de dos Fiestas de Interés Turístico Nacional cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.
Jarramplas, quizá un ladrón de ganado, un diablo o un personaje mitológico, ataviado con un traje de cintas multicolor, dos cuernos y una gran nariz, recibe el impacto de los nabos lanzados por los piornalegos y los visitantes. Simboliza el mal que hay que erradicar.
En Acehúche, las carantoñas, vestidas con horribles caretas y pieles de animales, acompañan a San Sebastián en su procesión por el pueblo. Se dice que representan a las fieras del bosque, que al ver al santo martirizado, en lugar de devorarlo, lo respetaron.
Paisajes que dan que pensar
Naturaleza y espiritualidad van de la mano. Y Extremadura, con uno de los entornos naturales más diversos y mejor preservados del sur de Europa, tiene mucho que ofrecer a quien busque belleza, descanso y meditación.
Estos son algunos de los lugares imprescindibles: Monfragüe (Parque Nacional y Reserva de la Biosfera); Tajo Internacional (Parque Natural y Reserva de la Biosfera); Las Hurdes y el meandro del Melero; el Valle del Jerte y sus numerosos rincones maravillosos, como la Garganta de los Infiernos o el Mirador de la Memoria; el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara y sus más de 40 ‘geositios’, llamados así por su interés geológico y natural; la Sierra de San Pedro; La Siberia (Reserva de la Biosfera), con sus bosques y mares interiores; Cornalvo (Parque Natural); y las inmensas dehesas del sur de Badajoz.
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