Escape rooms

No hace falta ser el detective Sherlock Holmes ni el misterioso Harry Houdini, el ilusionista más célebre de todos los tiempos, para pasar un buen rato con los amigos, la familia o los compañeros de trabajo en una ‘escape room’.

Estas salas de ocio desafían a los participantes a ‘escaparse’ de una habitación o cumplir una misión en un tiempo determinado (60 minutos). Para ello, deben resolver acertijos y enigmas, encontrar pistas en los sitios más insospechados y superar pruebas que requieren más maña que fuerza en un espacio cerrado que haría las delicias de la mismísima Agatha Christie.

Toda decoración que inspire misterio, intriga o aventura es válida para ambientar una sala de escape: prisiones, mazmorras medievales, casas encantadas con brujas o zombies, laboratorios, hospitales, escenarios de crímenes o secuestros, naves espaciales… Ahora bien, más que la ambientación, los usuarios valoran la originalidad, la lógica, la dificultad y el desarrollo de la trama, así como la implicación, las indicaciones y la simpatía de los organizadores (‘game masters’, en la jerga).

Extremadura, con ‘escape rooms’ en Badajoz, Cáceres, Mérida, Don Benito, Higuera la Real, Zafra, Almendralejo, Castuera y Puebla de la Calzada, se ha sumado a un fenómeno mundial que está originando un nuevo tipo de turismo. Los ‘escapistas’, ávidos por probar diferentes experiencias, se desplazan a otras ciudades para conocer salas o aprovechan su estancia en un destino para jugar a su pasatiempo favorito. Además de visitar un museo, saborear la gastronomía local, dar un paseo por el centro histórico o asistir a un concierto, cada vez más turistas incorporan estos juegos en sus viajes.

Han surgido webs que ayudan a localizar ‘escape rooms’ en todo el mundo e incluso los grandes buscadores de hoteles, restaurantes y vuelos incluyen información de estas nuevas empresas, con miles de opiniones de sus utilizadores.

La mayoría de las salas exige a los clientes tener más de 15 años, aunque también las hay especializadas para niños. El número de participantes oscila entre los tres y los cinco, y a nivel mundial se aprecia un enorme interés por parte de las empresas, que ven en estas actividades grupales una forma de hacer equipo, fomentar la colaboración en la resolución de problemas e incentivar a sus trabajadores.